CENIZA DE FRONDA
No se detendrán las horas
estos crudos inviernos sabrán corresponder
ese silencio duro y permanente
del día
las huidas al mar al quebrantarse la tarde
a la par de la arena
salpicarán de polen tu rostro
tus lágrimas serán tildadas de lluvia
tu fe será desprovista de silencio
y la oquedad y el vacío serán perennes.
No se detendrán las horas
estos infames carros dilapidarán
su furibunda pasión
para contemplarte indemnes
sorprendidos del amor que yace
y enternecerse del indefinible axioma
de tu presencia.
Y NUEVAMENTE LA NOCHE
Pero sabes que vives
que lames el pedestal de la ira
que amas sin ser descifrado
que clamas amor y recibes fronda
y ceniza
que lujurioso atisbas la noche
que enfebrecido te apasionas por la luna
que macilento y humillado
labras un aparatoso final
o un deleitoso principio
que padeces desidia
que tienes accesos de razón
y de delirio
que la vorágine del verbo
te tiene aparatoso
obsequioso y finalmente
sin sentido
que tramas un chapuzón
que tramas una disculpa
a esa ofendida estatua
que no te oye,
que no atina a perpetuarse
en el sentido del rostro.
y nuevamente la noche
avasallándolo todo
corrompiéndolo todo de deseo
de paraísos por ser
y ser desposeídos
de tantos atavíos
de tantas piedras y osamentas
sagradas
de tantos supuestos y razones
aún por discutir
y nuevamente yo
al inicio de todo
habitando un delirante camino
de desencanto y utopía.
PUNTO CIEGO
Ya no veré
las palabras aún por instaurarse
ya no veré
las columnas de lujuria
el alentar del fuego
las crudas esencias de tus palabras,
y ese trajinar aparatoso de tu verbo
anulando lo de vital y oneroso
de mi deseo.
Ya no veré
ese suave desprendimiento de tu cuerpo
sobre el mío,
ya no veré
esas planicies extensas
de sueños y construcciones posibles,
esos amaneceres
transidos de gestos
de mares y bohíos
aún por conquistar,
ya no veré
tu retina sólida
tu piel azarosa
tu pensamiento curtido,
y tu sombra, esa pensativa
recreación del día
que invade el infinito,
ese infinito
que se ahoga y se retuerce
y que me observa como un
habitante de otro tiempo de
otra inmensidad.
El AMOR QUE VA
El amor que va
el amor que destruye
la eximia forma de ponerse diverso
y concluirse vano e irreal
sopesando lo burdo y abrupto del día
soterrando el inhiesto
e insensible principio de amor
o su amor contenido en migaja
o punzante requiebro de incomprensión y desdicha
abotagado de amor de odio e indiferencia
e inhibido de desacato a pasiones irreparables
consternado de agua
y de ese vástago pluvial
que es el orgullo maltrecho.
Harto de presunción y finales asolados
por lluvias trágicas
arduas de hábito y convicción
y de la abrasadora tensión de la imaginación
que como brava metáfora coteja las horas
de inmersión al plenilunio.
Pedro Enrique Perales (Lima, 1961). Es fundador del Grupo Literario Noble Katerba. Dicta talleres de Creatividad Vivencial y Literaria, como también el taller de Entrenamiento para entrenadores (Dinámica de Grupos) en CAFAE-BNP. Coordina los proyectos de promoción de lectura y Capacitación a nivel nacional en los temas de promoción cultural, calidad de servicio y liderazgo, asimismo los Cursos de Formación de Usuarios de la Biblioteca Nacional, también proyecta y realiza las actividades culturales en la Gran Biblioteca Pública de Lima.
Cursó estudios de Maestría en Educación Superior en la Universidad Nacional Federico Villarreal y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es Diplomado en Habilidades Docentes por el Tecnológico de Monterrey y en Lecto escritura por la U.P.R.P. Ha publicado obras de creatividad y creación literaria.
No se detendrán las horas
estos crudos inviernos sabrán corresponder
ese silencio duro y permanente
del día
las huidas al mar al quebrantarse la tarde
a la par de la arena
salpicarán de polen tu rostro
tus lágrimas serán tildadas de lluvia
tu fe será desprovista de silencio
y la oquedad y el vacío serán perennes.
No se detendrán las horas
estos infames carros dilapidarán
su furibunda pasión
para contemplarte indemnes
sorprendidos del amor que yace
y enternecerse del indefinible axioma
de tu presencia.
Y NUEVAMENTE LA NOCHE
Pero sabes que vives
que lames el pedestal de la ira
que amas sin ser descifrado
que clamas amor y recibes fronda
y ceniza
que lujurioso atisbas la noche
que enfebrecido te apasionas por la luna
que macilento y humillado
labras un aparatoso final
o un deleitoso principio
que padeces desidia
que tienes accesos de razón
y de delirio
que la vorágine del verbo
te tiene aparatoso
obsequioso y finalmente
sin sentido
que tramas un chapuzón
que tramas una disculpa
a esa ofendida estatua
que no te oye,
que no atina a perpetuarse
en el sentido del rostro.
y nuevamente la noche
avasallándolo todo
corrompiéndolo todo de deseo
de paraísos por ser
y ser desposeídos
de tantos atavíos
de tantas piedras y osamentas
sagradas
de tantos supuestos y razones
aún por discutir
y nuevamente yo
al inicio de todo
habitando un delirante camino
de desencanto y utopía.
PUNTO CIEGO
Ya no veré
las palabras aún por instaurarse
ya no veré
las columnas de lujuria
el alentar del fuego
las crudas esencias de tus palabras,
y ese trajinar aparatoso de tu verbo
anulando lo de vital y oneroso
de mi deseo.
Ya no veré
ese suave desprendimiento de tu cuerpo
sobre el mío,
ya no veré
esas planicies extensas
de sueños y construcciones posibles,
esos amaneceres
transidos de gestos
de mares y bohíos
aún por conquistar,
ya no veré
tu retina sólida
tu piel azarosa
tu pensamiento curtido,
y tu sombra, esa pensativa
recreación del día
que invade el infinito,
ese infinito
que se ahoga y se retuerce
y que me observa como un
habitante de otro tiempo de
otra inmensidad.
El AMOR QUE VA
El amor que va
el amor que destruye
la eximia forma de ponerse diverso
y concluirse vano e irreal
sopesando lo burdo y abrupto del día
soterrando el inhiesto
e insensible principio de amor
o su amor contenido en migaja
o punzante requiebro de incomprensión y desdicha
abotagado de amor de odio e indiferencia
e inhibido de desacato a pasiones irreparables
consternado de agua
y de ese vástago pluvial
que es el orgullo maltrecho.
Harto de presunción y finales asolados
por lluvias trágicas
arduas de hábito y convicción
y de la abrasadora tensión de la imaginación
que como brava metáfora coteja las horas
de inmersión al plenilunio.
Pedro Enrique Perales (Lima, 1961). Es fundador del Grupo Literario Noble Katerba. Dicta talleres de Creatividad Vivencial y Literaria, como también el taller de Entrenamiento para entrenadores (Dinámica de Grupos) en CAFAE-BNP. Coordina los proyectos de promoción de lectura y Capacitación a nivel nacional en los temas de promoción cultural, calidad de servicio y liderazgo, asimismo los Cursos de Formación de Usuarios de la Biblioteca Nacional, también proyecta y realiza las actividades culturales en la Gran Biblioteca Pública de Lima.
Cursó estudios de Maestría en Educación Superior en la Universidad Nacional Federico Villarreal y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es Diplomado en Habilidades Docentes por el Tecnológico de Monterrey y en Lecto escritura por la U.P.R.P. Ha publicado obras de creatividad y creación literaria.
Publicó:Edades (1996), El libro del amor y los encuentros( 2001). Tiene por publicar los poemarios: Máscara de Jade, Sólo respetando a los ídolos y una antología de cuentos.
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