lunes, 15 de junio de 2009

Poemas de Alfredo Nicolás Lorenzo


TE LLAMAS BELLEZA

Te llamas belleza
en la bruma
rosas mi cuerpo
frágil y tierno
atraviesas dulce y suave
y mi corazón
solamente habla de ti.

ME MIRO EN TU NOMBRE

Me miro en tu nombre / recorro tu edad / tus lugares / bajo el signo de la noche / perforas mis ganas de amar / los besos / los lugares / las sombras / el pasado triste de tus ojos / me miro en tu mirada / en tu sensualidad / en tu soledad / en tus amaneceres / en tu oquedad/ me miro en lo que muere / en lo que te atrae / porque besar tu piel / es lo que me tiene prendido / a tu felicidad ajena.

EL BREVE VIENTO ABANDONADO

A: Maria Antonia

Digo tu nombre Maria Antonia
de perdonable silencio aprisionado
insulto la vida que acaricia
el breve viento abandonado.

Consumido amor desolado
ave de luz en calida caricia
caigo bajo tu cuerpo desnudo
y me rindo a este rito que inicia.

De tu esbeltez, limpia y crecida
semilla que nace sembraremos
en esta tierra habida de vida.

Y a este invisible sueño prenderemos
al grito de esta tierra conmovida
a este beso de paz que sostenemos.

EN LA CAMA, EN TU CUERPO HAY UNA BRASA MIA

En la cama, en tu cuerpo hay una brasa mía
tu soledad ansia, mi ternura
la música tiene notas que la pasión apura
en besos que tu amor abría.

Sueño esperado. divinidad que traía
en un secreto viento de mil hábitos de holgura
grito y voz, invalidez tesitura
amor de paz, tu mundo se extendía.

Cuando tus manos abrasen mi camino
cuando tus dedos busquen mi destino
no habrá esperanza entre rosas.

Y seamos silencio, un puño de emociones
al besar tus labios, huracanes de pasiones
luz y sombra de pequeñas cosas.

VIVO EN UNA PRADERA

Vivo en una pradera llena de esperanza
donde las rosas muestran sus colores,
donde el candor se mezcla con mis dolores
y donde brotan lagrimas de perlas finas.
Vivo en un pequeño mundo de azahares
cubierto de engañosos linajes,
donde abundan crueles paisajes,
donde derramo mis horribles pesares.
Vivo pensando en mis perdidos amores,
en esos que pasaron por mi vida
dejando en ella, cual surco, terribles heridas,
y aún después de los años siento los dolores.
Vivo pensando en mi pasado,
aquel que pasó de prisa,
que yéndose cual brisa,
dejo sin vida mi corazón enamorado.


Alfredo Nicolás Lorenzo, Camaguey (1964). Poeta, practica la narrativa y el ensayo. Es fundador de la revista Proposiciones de la desaparecida Fundación Pablo Milanes, ha colaborado en Alforja Poesía y La Voz de Coahuila (México). Actualmente se desempeña como docente, promotor cultural y coordinador de talleres. Es miembro del Taller Literario de la Fundación Nicolás Guillén; aparece en la Antología Sonetos de Amor y otros poemas, (Universidad Autónoma de Coahuila, México (2003) y también en la Revista Hispanoamericana de Literatura del Perú. Ha participado con relativo éxito en concursos internos universitarios de poesía; ha publicado también numerosos ensayos, artículos y material periodístico en su corta carrera literaria.

lunes, 8 de junio de 2009

Poemas de Robin Rey Hernández Rojas


Poemas de Robin Rey Hernández Rojas


DESCENSO DEL CUERPO

Ante los ojos de la insignia
mueren las banderas del parlante,
mueren un par de letras en el abismo,
y la música provocada ensaya la cadencia.
Dentro de poco el cangrejo fabulado en mi piel
volcará los recuerdos sobre un estanque de nubes
engendra entonces una lluvia de muertes patriarcales.
Vuelven las justificaciones sobre corcel de mimo clown
donde no pierde las lunas, mistifica los cerros de tu cuerpo.
Ya dentro de mí la exacta fibra del deseo, Yerma se posesiona
agua estéril entre nosotros, la sustancia echa cenizas sobre la piel.


COMO LAS ASPAS DEL MOULIN ROUGE
A Toulouse Lautrec.

Como las aspas del molino rojo, callo algún hilo de sangre
lo asumo desde la herida de otros labios.
En cualquier río de suerte comunitaria
mancharía con lujuria volcánica la argamasa de los delirios.
El sufragio de las flores de pascua danzaría en la sombra,
el viento quizás pregunte por la nobleza, ella lenta cicatrice
la mordida infringida a inocente manzano prohibido.
Como las aspas del molino rojo,
asumo la cadencia teatral de la sustancia
los encuentros con la marioneta sedienta de luces,
el maniático desenlace de salvar el tema de corrientes líquidas
que ampararan los ancestros para cultivar la supervivencia
de flores de fuego, empuñaduras que mataron la utopía.
No vayas a brindar sus baladas, por el que en otras existencias
armó tu suerte con ciénagas, pasarelas resbaladizas.
No escuches los cánticos que pulverizan tu sueño,
cada vez más ellos resucitan en los códigos del espejo.
Sabes ya lo vivido en el filo irradiante de vocablos
que sofocan la garganta imparcial,
Agua y Sangre…
conjugada en una especie de mejunje,
algo de pasados conoces, y bien te salva.
Se abrirá entonces la ininterrumpida saga
donde colinda la púrpura sonrisa de los carbones
… la utilidad del madero en la muerte del hombre.


VUELVO IRREMEDIABLE A LA HORA DEL GLACIAR

Vuelvo irremediable a la hora del glaciar,
con la sinfonía de avecillas nocturnas
insistiendo por la frontera del caos,
lajas del olvido,
mansedumbre del licor de la osadía.
Alzan el vuelo cisnes a la época de escarcha,
frotan en su alas migajas del ártico mundo.
Vuelvo lleno de colores del alma,
voluntad del silencio
en las cartografías del hielo y ropaje adormecido
sobre analectas, reservadas de un antiguo invierno.
Vuelvo inconsciente a planearme los disturbios
a centralizar por accidente las baladas caóticas
a perdonar desnudo recuerdos de relojes con retraso:
los movimientos falseados hacia un Edén perdido.


Vuelvo… absorbido… difunto, tenue
en la impronta temerosa y sin holocaustos
en el éxodo de cataclismos y ocres huesos.
La hipnosis con superfluo olor de fresas
circunspecto en el arsenal de mis atenuadas ínsulas.


EL SILENCIO DE LAS TIJERAS

Aun a riesgo de tormentos
me pregunto si mis dudas están en la casa
escondida en los armarios, en el olor de tus manos
acariciando los gestos, una canción como huella.
Todo lo imposible en las paredes se resta
hubiese optado mejor por el silencio de las tijeras,
pues se que la ausencia no se corta con la rabia.
Ya no me queda más sangre,
si fuese posible donarla, inyectaría con un beso,
mi despedida entre las sabanas de tu lecho
casualidad posible, de que un día retornes del pasado,
a intentar encontrar una palabra que todo lo salve.
Algo nuevo nos alimenta el cuerpo y la nostalgia
remesas del cariño naufragan en un lejano latido.
Y quizás se me quede, un poco de aire
…como testamento.


CARTAS DESDE AUSCHWITZ

Es muy humano que no reciba cartas desde Auschwitz,
“Adiós a las armas” me escribe un viejo ante el mar
“vamos muy de prisa en el invento de la soledad”
-dice él- mientras cree recuperar del fuego sus islas,
un mapa de Constantinopla, un cenicero azul,
y fábulas porno sobre gatos silvestres.
No sé que inventario me irrumpió los días,
a que pupitre regalé mi embeleso de pionero.
Tracé una docena de coordenadas para hallarme
y me entregaron grafitis rotos frente al quicio
en un oscurecer del año 1996, según informaba
una pizarra de cartón abandonada en el techo.
Los cactus, símbolos perfectos de la nada,
el recuerdo solemne de los tramos.
La sangre, esperpento de sal
inscrito en el percance de ti mismo
que se refuerza en la extensión de los cuerpos.

Más no saben,
que la cruz se rompe contra el suelo
ante un temor de la huida.
Cercos de censura beata
al fondo de los más disímiles fuegos de la cordura…
Están ya por terminar.


Robin Rey Hernández Rojas. (Holguín 1988) Poeta de la Asociación de Jóvenes Creadores “Hermanos Saiz”. Graduado de Teatro en la Escuela de Instructores de Artes de su ciudad natal, entre otras distinciones ha merecido: Mención de Poesía en la Novena Edición de los Juegos Florales. Casa de Iberoamérica, Holguín 2005. Sus poemas se encuentran en distintas antologías y publicaciones periódicas.

jueves, 4 de junio de 2009

XIV FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA EN LA HABANA - 2009

XIV FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA EN LA HABANA - 2009

Por: Johnny Barbieri

Nos había seducido la idea de participar en este importante encuentro internacional de poesía en la Habana, así como conocer Cuba, la grandiosa Isla, y su pueblo generoso. Nos sorprendió su clima, su calor intenso y su lluvia copiosa como jamás se ha visto en Lima. Luego que nos recogiera del aeropuerto nuestra amable amiga Marlene, nos dirigimos al hotel Bruzón. Allí conocimos a algunos poetas cubanos, Leymen Pérez de Matanzas, Jesús Candelario de Cienfuegos, Mariana Pérez, entre otros y, sobre todo, a nuestro amigo mexicano el tabasqueño Aarón Rueda. La magia del festival arrancó el lunes 25 de mayo, para nosotros fue el encuentro con nuestros compatriotas Raúl Heraud, César Toro, Carlos Zúñiga e Hildebrando Pérez. Llegaron así los primeros contactos, las primeras amistades (la más importante la del poeta cubano Alfredo Nicolás).
La ciudad nos encantó, visitamos la plaza de la revolución, el Capitolio, La Habana vieja y tomamos algunas cervezas en el Malecón cantando algunas canciones de la nueva trova. Fumamos un puro cubano, viajamos en la guagua con Alfredo (aunque él solía colarse por la puerta trasera), comimos chuleta de cerdo con arroz amarillo y frijoles negros (que manera de esperar en los restaurantes), por allí no se escapaba mirar algún hermoso cuerpo de la mujer cubana, caminamos, conocimos La Habana caminando, aunque el sol nos jodiera tanto y la lluvia amenazara destapar nuestros zapatos.
Leímos en la Sala Villena de la UNEAC, en el Parque de G y 23, en Cienfuegos, en el Café Neruda frente al mar, en la Casa Simón Bolívar, etc. La jornada poética terminó el domingo 31 con un paseo a Varadero, que hermosa playa a la que entré con el maestro ecuatoriano Cristóbal Garcés, amante del Perú.
En suma un bonito festival, aunque nada es perfecto, todo es perfectible. Nos llevamos de Cuba el cariño de su gente, la hermosura de sus mujeres, lo grandioso de sus ciudades, algunos amigos que conocimos por ahí y la esperanza de que las cosas aún pueden ser mejores.

Aquí algunas fotos

Los peruanos: Carlos Zúñiga Segura, Raúl Heraud, Johnny Barbieri y César Toro Montalvo

En el Malecón tomando un bucanero

Leyendo en Cienfuegos

Visitando Casa de las Américas






En la Plaza de la Revolución